Una cura de humildad
¿Qué es para ti la humildad? ¿Vivir solo con los recursos imprescindibles en tu día a día?¿Escoger siempre lo que menos coste tiene para tu cuenta corriente? ¿Reconocer que no lo sabes todo y que siempre puede haber alguien ahí fuera que puede ayudarte a seguir creciendo como ser humano? ¿Con cual de estas repuestas te quedas hoy?
Me sigo encontrando a cada segundo situaciones que me hacen ver que esta pandemia trata de curarnos. Sí , curar nuestra falta de humildad recalcitrante, absurda y soberbia.
Vivimos tiempos convulsos, días llenos de extrañeza, horas y minutos a la espera de la última y amarga estadística sobre este maldito coronavirus. Y aún así, me sigo encontrando a cada segundo situaciones que me hacen ver que esta pandemia trata de curarnos. Sí , curar nuestra falta de humildad recalcitrante, absurda y soberbia.
Hemos desconfiado del pueblo chino. Muchos de ellos comenzaron a cerrar sus comercios en ciertas zonas de Madrid antes de que se anunciara el inicio del estado de alarma. Muchos de nosotros nos burlamos de su anticipada prevención. Incluso alguno se atrevió a decir que ellos sabían más sobre este virus o incluso lo habrán propagado entre nuestros habitantes. Pocos días llevábamos de confinamiento, antes incluso de que nuestro gobierno solicitase requisar a todos aquellos que dispusieran de material sanitario, y ellos, los comerciantes chinos, se presentaron antes que nadie ante las puertas de nuestros hospitales con millares de mascarillas, guantes , hidrogeles, todo para nuestros sanitarios. Primera dosis de humildad.
Es lógico que entre toda la marabunta de noticias sobre la situación, tanto programa especial sobre el tema, todos los canales hablando de los mismo, no seamos capaces de percibir esos pequeños retazos de realidad que se esconden tras los grandes titulares. Si tuviera que quedarme con otro titular de los últimos días que refuerce esta idea de que este virus ha venido a curarnos de tanta insensatez sería :”Boris Johnson da positivo en Coronavirus”. Tantos días mirando por encima del hombro las medidas adoptadas en China, Italia y finalmente España. Tantos discursos anti-alarmistas ante una dudosa pandemia. Una solidaridad indecente con su homólogo americano ha tenido la respuesta que se merecía. Cómo vulgarmente decimos en nuestro país: “ no quieres caldo, pues tomas tres tazas”, bonito, esto lo añado yo. Segunda dosis de humildad.
Y entre tanto no hacemos nada más que preguntarnos cuando se aplanará la curva, cuando descenderán los muertos, porqué no llegan esos test rápidos, será este el secreto de Alemania para tener una letalidad tan baja. Posiblemente. Pero ellos están ya empezando a notar el contagio exponencial de este virus, están comenzando a tener miedo por el colapso de sus hospitales y la necesidad de personal sanitario. Ellos, los alemanes, recibieron a miles de refugiados sirios entre 2015 y 2016 y se recriminan ahora, cómo renunciaron a tantos médicos y enfermeros entre ellos al no reconocerles su titulación , obligándoles a buscarse el pan con otros trabajos que poco o nada tenían que ver con su profesión. Tercera dosis de humildad.
No hablaré hoy de las lecciones de humildad que nos hemos tragado a puños todos los españoles en todo este tiempo, con el comportamiento heroico de todos los profesionales sanitarios de nuestra sanidad publica tan denostada en la última década, de ello ya te hablé la semana pasada, no me voy a repetir.
Hoy me quedo con este pequeño recorrido por todas esas noticias de estos días que me han despertado cierta sonrisa, no porque me alegre, no. Es solo que si yo fuere creyente, si tuviera una fe de esas que te hacen confiar ciegamente que hay algo ahí arriba que tomas las decisiones, que nos dirige y desarrolla la historia de la humanidad según su guión preestablecido, te diría que estés muy atento a las señales, que saques tus propias conclusiones de lo que está pasando y quizá llegues a la misma conclusión que yo: que esta pandemia no solo es una demostración de lo vulnerables que somos, sino que los somos porque nos hemos olvidad de lo único que tiene valor sobre la tierra, que es la vida de cada uno de los seres que habita en ella.
Esta pandemia no solo es una demostración de lo vulnerables que somos, sino que los somos porque nos hemos olvidad de lo único que tiene valor sobre la tierra, que es la vida de cada uno de los seres que habita en ella.