El aliento no la faltaba , la había abandonado sin más. Acaricio el otro lado de la cama. La profunda ausencia que desgarraba su pecho arqueaba más cada día su espalda. El dolor en los gemelos de sus piernas era cansino, irreverente con su obligación de continuar. Para Magda no había otra opción, no podía elegir, cualquier decisión distinta no seria la correcta . En el preciso instante que retiró el edredón para salir del único refugio que la quedaba , comprobó que Jon ya estaba frente a la puerta, en ese balanceo interminable que le impedía atravesar el umbral. Magda esbozó una inerme sonrisa , se sentó sobre la cama y calzo sus pies. mientras, en un intento huérfano, levantó los brazos en dirección a su hijo invitando a que entrara en el círculo de amor que dibujaban. Ni tan siquiera la veía . Sabia que aunque sus ojos mirasen en la misma dirección , jamás llegarían a encontrarse .
Un suspiro ahogado escaló por su garganta. Avanzó a su encuentro y besando en el aire su cogote dirigió a Jon hacia el aseo.
«Vamos cariño , un pis, los dientes,y pijama al cesto»
En el momento que nombró el cesto comprobó que no estaba !no! Se quedo en el tendedero ! Horror ! Jon entraría en crisis , tan pronto, todavía no, necesitaba un poco más de tiempo para despertar la paciencia que la ayudaba a sobrellevar el universo oscuro de su hijo. Giró a Jon sobre sus pies decidió abrazarlo. Según rodeo el cuerpecito del niño con sus brazos, un chillido rompió el árido silencio del pasillo y el eco se coló por el oído de Magda directo al corazón. Escapó de sus brazos aleteando como un pajarillo enjaulado y corrió hacia su habitación . De igual modo , la reacción de Jon no hubiera sido muy distinta al no encontrar el cesto de la ropa en su sitio. Quizá no hubiera sido un aullido , pero estaba claro que aquella ausencia en su rutina habría malogrado de igual modo, un despertar sereno.
Magda asumió la ingratitud inconsciente de Jon ante su muestra de cariño queriendo evitarle el disgusto de no encontrar el cesto de la ropa en su lugar, y corrió hacia el tendedero para poder recuperarlo, devolverlo al baño y comenzar , ahora si, un nuevo día para los dos. Cuando llegó a la puerta de la habitación infantil para llevar a Jon al aseo, no pudo por más que ahogar su asombro con la mano. Jon la estaba esperando con la foto de los girasoles que habían hecho hacia unos días en el parque . Solo dijo 5 palabras pero , para Magda, fueron como una inyección de pura energía positiva :
«No todos miran al sol »
Y era cierto.Por mucho que aquellas plantas fuesen deudoras de su nombre a la rutina diaria de seguir al sol, había algunas que decidían vivir de espaldas y brillar con luz propia , «como Jon», pensó Magda, «con tu propia luz , mi amor» .
Que bonito!Ese es el AMOR DE MADRE