Cap_8 No existe un lugar mejor

pasilloHospitalSe sentó al lado de su cama, cogió su mano y acaricio la piel de sus alargados dedos con infinita ternura. Parecía dormida, plácidamente  dormida, aunque de vez en cuando contraía el gesto en señal de dolor. Habían decidido sedarla hasta averiguar si se habían producido daños cerebrales o no. O simplemente todo había sido consecuencia del tratamiento que Sandra desconocía que llevaba.

Amelia hacía tiempo que estaba enferma, pero había decidido afrontarlo sola. No había informado a nadie sobre su estado de salud. No quería preocupar a su hermana, bastante tenía ella con su vida. Rosalía no se había caracterizado nunca por su fortaleza, era una mujer minúscula en toda su expresión , física y psíquica.  Y desde que la vida había decidido enfrentarla tan de cerca a la muerte de un hijo, la poca decisión que tenía se desvaneció en el momento en el que Rubén pudo salvarse de su enfermedad, quedando impedido de piernas para abajo. El cuidado de su hijo menor y la ausencia de apoyo alguno por sus otros tres varones, incluido Santiago , su marido, hicieron de Rosalía una mujer entregada y totalmente anodina.

Parecía mentira que Amelia hubiera sido la pequeña de las dos. Siempre fue más decidida, tuvo mayor determinación para resolver situaciones complejas y osadía y coraje para enfrentarse a lo preestablecido para ellas dos en aquella pequeña aldea cercana a Arteixo. Gracias a su arrojo y valor, consiguió demostrarle a su madre que una mujer puede ser lo que se proponga ser. Muy buena estudiante, siempre destacó por su capacidad de expresar lo aprendido en la escuela, por su afán de superarse a sí misma y ayudar a sus compañeros en las tareas de clase que algunos de ellos eran incapaces de resolver. Por recomendación de Doña Eulalia  y con la aprobación de su padre, Amelia estudió magisterio en la escuela de Riazor .Tras su titulación consiguió su primer puesto de trabajo de maestra en la escuela de primaria de Arteixo, dónde se instaló con su hermana. Mientras, Rosalía servía en el hostal donde se hospedaban y compartían habitación.

Sandra sabía que su tía había superado muchos baches en su vida. Observaba con orgullo el armónico semblante de aquella mujer. Aun conservaba unas largas pestañas negras, enmarcadas por unas casi ausentes cejas plateadas. Aunque estaban cerrados , se podía entender que aquella mujer había tenido siempre una brillante mirada contenida en unos grandes ojos almendrados. A Sandra siempre le apasionó la dulzura de aquellos iris color aceituna. Los había visto humedecer en distintas ocasiones, con la muerte de Adolfo, su amado, con la enfermedad de Rubén, con la marcha de Sandra, con la falta de espíritu de Rosalía en tanta y tantas ocasiones, pero las lágrimas siempre eran contenidas por una sonrisa. Besó el rostro de su tía , acarició su mejilla derecha y decidió salir en busca de un café, pues eran las 10 de la mañana y durante el viaje no había pegado el ojo. Estaba empezando a notar como la adrenalina desaparecía de su cuerpo y empezaba a hacer mella en sus párpados.

En el pequeño hall de la planta, encontró una máquina de café. Aunque realmente le apetecía un verdadero café, no quería ausentarse demasiado de al lado de Amelia, necesitaba hablar con ella y saber que se iba a poner bien. Decidió escarbar en su bolsillo y sacar el 1.50 eu que constaba el sucedáneo de café automático. Al lado había otra máquina que contenía algunos comestibles. Ojeo cada stand y seleccionó las galletas que se encontraban en la fila B7.

Al erguir la espalda y levantar la mirada se topó de frente con su hermano Rodrigo que salía en ese momento del ascensor. Corrió hacia él y se abrazó. Necesitaba recibir el calor de alguien , estaba demasiado cansada y aturdida.

¿Cuánto tiempo hace que llegaste? Esperábamos que hubieras ido a casa. ¿No quieres ver a mamá , y a Rubén?

Claro que sí quiero verlos, Rodrigo, por supuesto. Pero necesitaba comprobar que la tía seguía aquí conmigo. Yago no me explicó nada por teléfono, solo que estaba en el hospital y que estaba inconsciente. ¿Cómo está mamá, y Rubén? ¿Cómo estáis?

Mamá no para de llorar. Se pasa el día pegada al teléfono o pegada a Rubén. No quiere dejarle solo pero no puede soportar no venir a ver a la tía. Creo que la culpa la está matando por dentro. Se apaga poquito a poco Sandra. Rubén está bien, él está más acostumbrado que nosotros a lo que le ha tocado vivir. Y no puede soportar ver a mamá así. Hace por demostrarle que se vale por sí solo, para que ella pueda salir de casa sin cargo de conciencia. Pero es imposible Sandra. No le deja ni a sol ni a sombra. Es como si ella tuviese la culpa de la meningitis de Rubén y , de alguna forma, se castiga a diario por ello. Los demás, como siempre. Viendo pasar la vida sin más.

Y tú Rodrigo, ¿cómo estás?

Lo llevo, Sandra, lo llevo. No me queda más remedio. Papá pronto dejará de trabajar, cada vez tiene peor las manos y la espalda. Y Yago no puede llevarlo todo solo. No me queda otra que arrimar el hombro y continuar tirando.

Pero, tu siempre quisiste ser actor. Y además se te da bien. Es tu sueño Rodrigo, no debes renunciar a ello. Así serás un infeliz toda tu vida, pensando en lo que hubiera sido de ti fuera de esa vaquería , encima de un escenario, frente al aplauso de tanta gente, porque estoy segura de que tu vida estaría repleta de éxitos.

Sandra no sigas, no puedo, no debo. Todo eso ya lo he meditado, tampoco era tan bueno, bastante mediocre. Y aquí me necesitan y no hay más que hablar.

La muchacha pudo comprobar que su hermano era incapaz de sostener su mirada mientras pronunciaba estas palabras. Sandra sabía que su hermano estaba renunciando a su vida. Si lo hacía desde el total convencimiento, bien estaba, pero sospechaba que no era así, y eso, la inundaba de una tremenda tristeza por Rodrigo.

Regresaban a la habitación de Amelia en el momento en el que el médico salía de ella. Se dirigió a ellos con cara seria y con cierta preocupación:

¿Son familiares de Amelia Riero?

Sí , somos sus sobrinos Rodrigo y Sandra. ¿Cómo se encuentra? ¿Qué le ha ocurrido?

Ha tenido un fallo renal, muy posiblemente consecuencia del tratamiento que lleva. Habrá que suspenderlo temporalmente hasta ver si sus riñones vuelven a realizar su función. Mientras tanto estamos intentando reducir el edema generalizado que le ha provocado por medio de diuréticos. Deberá permanecer ingresada hasta que comprobemos si los indicadores renales vuelven a valores normales, o cuasi normales.

¿Tratamiento? ¿De qué tratamiento habla?

Sandra no era capaz de asimilar todo lo que el doctor había explicado. Desconocía que su tía estuviera enferma, ignoraba que llevase ningún tratamiento.

Oh, disculpen. Pensaba que estaban informados de la enfermedad de Amelia, son su familia ¿verdad?

Sí, disculpe doctor. Mi hermana acaba de llegar de Madrid, ella está estudiando allí en la Universidad y mi tía no había querido preocuparla sin necesidad. Aún no había tenido tiempo de explicarle. Muchas gracias por su tiempo, doctor. Ahora mismo la pongo al día.

Bien, pues si no tienen ninguna pregunta , continuo con mis pacientes.

Rodrigo cogió a Sandra de los hombros y la sentó en una silla que se encontraba en el pasillo delante de la habitación de su tía:

Sandra, Amelia esa muy enferma, tiene cáncer, de mama, muy avanzado. Se lo descubrieron hace dos meses y desde entonces está siguiendo tratamiento de quimio y, en breve empezarán con radio. Estaban evaluando quitarle el pecho, pero necesitaban comprobar los resultado de estas últimas sesiones de quimioterapia. Está luchando , Sandra, mucho, está siendo muy fuerte. No sabíamos nada hasta ayer. Viene ella sola a la sesiones, no deja que nadie le acompañe. No quiere preocuparnos, ni que le tengamos lástima. Ella está convencida de que va a poder con ello. Pero no se hermana…. no se…

Sandra sentía frío, mucho frio. La manos , los pies, la cabeza se le helaron en un instante. A la vez, casi podía escuchar las aceleradas palpitaciones de su corazón retumbando en sus oídos. Pese a la distancia, no podía imaginar la vida sin su tía, sin Amelia. Rodrigo la miraba con el rostro absolutamente ensombrecido. Si alguien había entendido la sensibilidad de aquel muchacho, desde siempre había sido su tía. Era su apoyo, su confesor, su refugio.

Estoy convencida de que podrá con ello. La tía Amelia es la determinación personificada. Si ella ha decidido que quiere vivir , vivirá y si para ello tiene que luchar , luchará hasta donde haga falta. Rodrigo, no te preocupes, si es necesario, dejaré la facultad y vendré a ocuparme de ella, estaré donde deba estar, el periodismo puede esperar.

Ambos hermanos entraron en la habitación. Amelia estaba despierta, somnolienta pero lúcida.

Sandra, has venido, pero ¿por qué? Yo estoy bien solo ha sido un mareo….no era necesario….

La muchacha besó la frente de Amelia y acarició de nuevo sus manos:

Tía , tranquila, lo sé, sé que no era necesario, pero tenía ganas de verte… necesitaba verte, hablar contigo….un abrazo de los tuyos… y pensé, mejor hoy que mañana. Y aquí me tienes, a tu lado… no conozco mejor lugar donde estar.

 

 

 

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